En una semana en la que todos hablaron de la deslumbrante actualidad del fútbol alemán, muy lejos de los flashes de la Liga de Campeones de Europa, en un modesto campeonato de Argentina, hubo un equipo que hizo gala de las mismas virtudes. Kimberley dio ayer una exhibición de fútbol y goleó como local 5-0 a El Fortín de Olavarría, por la semifinal de ida del Torneo del Interior de fútbol.

Presión en campo contrario. Transiciones rápidas. Integración de los laterales al juego ofensivo. Mediocampistas con capacidad para la marca y agilidad para desequilibrar en el uno contra uno por las bandas. Delanteros aptos para participar de la elaboración y con apetito goleador. Tremenda intensidad del minuto uno al noventa. Kimberley tuvo todo eso. La visita dio la talla media hora, pero después del primer gol se vio avasallada por un rival que no le dio respiro.

Sólo en el inicio hubo cierta paridad. Incluso, los primeros cinco minutos, fueron de dominio olavarriense. Pero Kimberley no tardó en mostrar sus credenciales. Aunque el acelerado ritmo lo llevó a equivocarse en la resolución de las jugadas.

El partido se quebró a los 32'. Mérito del combativo Damián De Hoyos, quien peleó hasta el final una pelota que parecía perdida. El delantero se levantó del piso y metió un pase profundo para Parra, cuya definición se desvió apenas en la pierna de Enzo Barrientos y superó a Néstor Ramírez. El gol le dio confianza al local, que empezó a acoplar velocidad y precisión. Un combo letal.

La segunda mitad fue un monólogo de Kimberley. El equipo de Mar del Plata potenció todas sus bondades y se aprovechó de un rival que ya no aguantó la intensidad del juego y que tampoco se protegió para no recibir más goles. A los 6', Ferreyra ingresó en soledad por derecha y cruzó el balón que empujó a la red Parra. Seis minutos más tarde, Zamorano encabezó un ataque que él mismo terminó. En el medio hubo una jugada enredada que concluyó cuando De Hoyos definió por sobre Ramírez y por atrás de todos el ex Unión metió el frentazo goleador. Como si fuera poco, a los 17' el arquero olavarriense despejó corto con sus puños tras un córner, De Hoyos paró la pelota con el pecho y remató con fuerza y dirección.

Antes y después de esos goles hubo una postura muy ofensiva de Kimberley, que buscó la mayor diferencia. Pablo Murno y Julián Servera formaron una dupla implacable para evitar cualquier avance rival (El Fortín apenas pudo llevar peligro con una réplica bien manejada por Piecenti y mal terminada por Di Bello). Zamorano fue indescifrable para sus marcadores. Ferreyra tuvo un despliegue impresionante. Y los delanteros se cansaron de generarse espacios con sus diagonales.

Ya cerca del cierre, a los 42', Juan Cebada -otro de gran partido- hizo una gran maniobra por izquierda y metió el balón al punto penal ante la apresurada salida de Ramírez. El ingresado Leonardo Barros, de cabeza, completó la goleada.

Así como los equipos alemanes dieron cátedra en la principal competencia europea de clubes, Kimberley fue una máquina en el Torneo del Interior. Salvo una "tragedia", será finalista. Y, con esta clase de fútbol, ¿cómo no pensar en el ascenso?

Por Juan Miguel Alvarez